miércoles, 20 de noviembre de 2013

El Apocalipsis

"Pelearán contra el Cordero, y el Cordero los vencerá, porque él es Señor de señores y Rey de reyes; y los que están con él son llamados y elegidos y fieles". El Apocalipsis 17:14.


 Antes, no me atrevía a leer este libro de la Biblia, porque me sonaba bastante fuerte y raro. 
 Ayer, después de escribir en el blog al subir a casa, me puse a leer la Biblia.
 Y llegué al libro de Apocalipsis. 
 La verdad es que no puedo decir que me sorprendiera, porque Dios hace lo que quiere.
 Esto fue lo que leí anoche (No les voy a escribir todo, escribo los versículos que me impactaron):

 Condenación de la gran ramera (El Apocalipsis 17:1-18).

 "Porque Dios ha puesto en sus corazones el ejecutar lo que él quiso: ponerse de acuerdo, y dar su reino a la bestia, hasta que se cumplan las palabras de Dios". El Apocalipsis 17:17.

 La caída de Babilonia (El Apocalipsis 18:1-24).

 "Alégrate sobre ella, cielo, y vosotros, santos, apóstoles y profetas; porque Dios os ha hecho justicia en ella". El Apocalipsis 18:20.

 "Luz de lámpara no alumbrará más en ti, ni voz de esposo y de esposa se oirá más en ti; porque tus mercaderes eran los grandes de la tierra; pues por tus hechicerías fueron engañadas todas las naciones.
 Y en ella se halló la sangre de los profetas y de los santos, y de todos los que han sido muertos en la tierra". El Apocalipsis 18:23-24.

 Entendí que Dios reclama la sangre de sus hijos. 
 No se puede jugar con la vida de un ser humano, ni trastornar a un ser humano y pretender que no pasa nada.
 Nadie puede poner precio a la vida de un ser humano.
 Esa vida tiene un dueño: Dios.
 Si observamos detenidamente muchos lugares de la tierra, los lugares donde más idolatría, sacrificios, matanzas, esclavitud, persecuciones de seres humanos ha habido siempre pasa algo en el día de hoy, y no hay que ir muy lejos.
 Observa todo lo que hay a tu alrededor.
 Dios siempre reclama lo que es suyo nos guste o no.

 "Pues está escrito:
 Destruiré la sabiduría de los sabios,
 Y desecharé el entendimiento de los entendidos". 1 Corintios 1:19.




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