Cuando era más joven escuchaba frases como:
Toca madera, algunos se tocaban la cabeza como si sus cabezas fueran madera,
otros rápidamente tocaban las mesas o sillas de madera cuando alguien les
decían algo con lo que no estaban de acuerdo o no les parecía bien o les
parecía una maldición, yo también empecé a hacer lo mismo, ignorando que en
realidad lo que yo hacía era en sí una maldición. Ninguna madera puede salvar.
Sólo Cristo salva, sólo Cristo quita las
maldiciones, sólo él puede incluso convertir una maldición en bendición.
¿Por qué?.
Porque sólo él llevó el pecado de toda la
humanidad sobre sí mismo, sin haber cometido ningún pecado.
Por eso sólo él puede redimirnos, limpiarnos,
transformarnos, salvarnos.
“Quien llevó él mismo nuestros pecados en su
cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados,
vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados”.
1 Pedro 2:24.
Así que no es necesario seguir tocando madera,
simplemente acércate a Cristo e invítale que entre en tu corazón y él lo
transformará todo.
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